domingo, 29 de marzo de 2015

Aroma

Mañana seré mayor y aún más pasado mañana, pero hoy no.

Hoy he cerrado los ojos y tenía seis años, un baby blanco lleno de puntitos negros que me empeño en quitar... no se puede... son pequeños bichitos que caen de la acacia que sacudo con todas mis fuerzas para que caigan las flores de "pan y quesito".

Estoy en el patio del cole, es primavera rabiosa de calor y tengo la cara empapada. ¡Qué bien huele!. Han salido las flores del rosal trepador, apretadísimas de tantos pétalos ... las veo pero no las huelo.

Sólo siento el aroma de las flores de las acacias y quiero que caigan para chupar el néctar.
Hoy he pasado corriendo, no llegaba a mi cita ... pero no puedo...me paro en seco, un aroma me ha hecho detener el tiempo y ahora tengo sólo seis años y quiero "pan y quesito".

miércoles, 11 de marzo de 2015

Ya es medianoche (Marie... y III)

Escondidos en el pequeño habitáculo de madera, mirando las sombras reflejadas de los paseantes sobre el tablero del viejo periscopio, riendo bajito, esperando que se cierren las puertas y desaparezcan los extraños. Por fin las luces se apagan y con las manos enlazadas salen a recorrer las salas mudas y frías.

-- Ven, quiero contarte algo... Quédate aquí y pega tu oído a la esquina, yo me situaré en frente y te susurraré. Verás como mi voz camina por el arco.

Marie permanece quieta, alerta a las vibraciones que sus manos van recibiendo poco a poco, entonces comienza a creer y escucha:
-- Eres para mí. Naciste para entregarme tu voz, tus palabras, porque yo existo cuando tú me hablas, porque desaparezco cuando callas.

Con los ojos brillantes, Marie sonríe:
-- ¡Henry, eres bobo! -y corriendo le propone - ¡Sígueme!

Su risa comienza a crear ecos en las salas que recorren hasta llegar a la antigua iglesia. Señala la aeronave que cuelga del techo y con los brazos en cruz y de puntillas da pequeños saltos imitando cortos vuelos.

-- Quiero escapar contigo y recorrer el mundo entero como las aves, alejando mis pies del suelo. Henry, ¡ayúdame a volar!

El péndulo oscila queriendo negar lo evidente. En la enorme sala todo parece irreal, pero ellos están allí riendo en voz alta,  viviendo un nuevo destino: su primera noche. El movimiento perpetuo sí que existe. Es el que crea el tiempo que ya comparten los dos.

Hoy Marie no volverá a casa. Es medianoche y ya no es jueves. No habrá más días de espera ni noches en vela. Su tiempo ha llegado.

martes, 10 de marzo de 2015

La vie en rose (Marie II)

Marie deposita un suave beso en los labios de Henry. Hoy sí pudo ser. Está dormido pero esboza una leve sonrisa y extiende la mano hacia el espacio que ella ha dejado y que aún guarda la tibieza de su cuerpo.

Coge los zapatos y de puntillas sale del apartamento del número 9 de la Rue des Halles. Abajo, en la tintorería recoge las prendas que exculparán su tardanza al volver a casa. A casa. No lleva pies sino plomos que lastran un camino lento hacia casa. Sabe quién espera y no tiene prisa por regresar. Vuelve el rostro hacia el balcón esperando que Henry se asome pero no hay nadie. Mejor, es más fácil ir sola, sin sus ojos deslizándose por su espalda. Aún puede notar su dedo dibujando espirales sobre su columna, despacio, vértebra a vértebra hasta su nuca... ¡Corre Marie!. ¡Se hace tarde!.


Con paso ligero vuelve a cruzar el Pont Neuf, un ligero vistazo a Notre Dame. Un beso al aire. ¡Hasta el próximo jueves!.

Ahora sí, sonriendo, sabe que habrá otro jueves, muchos jueves, porque Henry tiene la boca que calma su sed, los brazos que le dan el calor que le falta, las manos que enmarcan su cara y le obligan a mirarle perdiéndose en sus ojos. Porque de él aprende todo lo que no sabe, sus palabras la llevan viajando a sitios que ni imaginaba que existieran.

...Quand il me prend dans ses bras, il me parle tout bas, je vois la vie en rose...

domingo, 8 de marzo de 2015

Y de repente, el mundo... (Marie)

Marie está oculta entre sus tareas, recogiendo su casa, preparando sopa, preguntándose porqué aún no ha llegado el recibo del seguro, "los niños salen antes, no me va a dar tiempo..." Se sienta, está agotada, quizá un poco de música pueda anestesiar este dolor de espalda, sí una aspirina también y un poco de Bach hace que su corazón tenga un poco de tiempo para soñar.

Marie camina ahora por el Pont Neuf y el viento que revuelve su pelo le golpea con fuerza en las mejillas.

Al fondo, en el Teurry, una copa de vino espera con impaciencia unos labios que enjuguen su sed. Henry empieza a desesperar, "Marie está tardando mucho, quizá esta tarde tampoco pueda venir. No puedo más, cinco minutos y la llamo".


Los pasos son cada vez más ligeros, casi corren de impaciencia, hoy sí puede ser, el mundo está esperándola.

Sonrisas al tiempo, un beso suave, despacio. "Ven, vámonos".

De la mano caminan a orillas del Sena hasta Notre Dame otra vez, como cada jueves, para sentarse frente a su portada. Una joven hace llorar a un cello, suena "El Cisne" de Saint-Saens, mientras Marie apoya la cabeza en Henry susurrándole: "Escucha cómo suenan los colores, cómo brillan las notas subiendo por las vidrieras, trepando por los arbotantes hasta Emmanuel , ella también quiere cantar cuando nos ve juntos, ¿lo sientes? es para nosotros, sólo para nosotros, la música, la luz, el tiempo... todo para nosotros".

La aguja araña el vinilo, el dolor vuelve cuando la música acaba... El mundo tendrá que esperar.